24 mar 2012

"Thirst", Park Chan-Wook, 2009.

Para ver las pelis de Park-Chan Wook hay que pagar el peaje de entrar en su universo. Uno de los universos más personales que existen en el panorama del cine actual. Desde la trilogía de la venganza, "Sympathy for Mr Vengeance",(2002); "Old Boy", (2003), y "Sympathy for Lady Vengeance" (2005) y una de sus últimas pelis "Soy un ciborg", no ha parado de incrementar el número de seguidores de Park en todo el mundo, sobre todo debido a Festivales.
"Thirst" es 100% Park, un viaje al mundo personal del autor, donde van apareciendo poco a poco todas sus obsesiones y miedos: la fe, las relaciones personales, la familia, el sexo, el honor...en todas sus pelis siempre o casi siempre salen a flote estas obsesiones.
En esta ocasión es un sacerdote que no tiene demasiado clara cual es su papel en el mundo, o su fe, y que debido a una transfusión de sangre se convierte en un vampiro, un vampiro con todos sus poderes (los que todos sabemos). Un vampiro que con el paso del tiempo se vuelve necesitado de sangre y sediento como su título (Thirst).
Y como en las películas no faltan los romances imposibles en esta ocasión es el formado por el sacerdote-vampiro Sang-Hyeon, y la chica Tae-Jo (Kim Ok-Bin), casada con un desgraciado llamado Kang-Woo.
Y la historia es esa, el sacerdote se enamora de Tae-Jo. Y de como pueden terminar juntos en medio de una familia algo rara y extraña donde juegan al Maejong cada semana.
Pero cuando se mezcla el vampirismo con la familia o el deber, nada puede salir bien y lo podemos constatar en casi todas las películas del género vampiríco. Se convertirá en una carrera extraña, una lucha entre el bien (Sang-Hyeon)y el mal (Tae-jo), hasta el final más inesperado y romántico (todas las pelis de Park son románticas y masoquistas).
Park se inspira en la novela de Émile Zola "Thérese Requin", consiguiendo una historia pasional y autodestructiva. La estética y la forma de rodas raya el virtuosismo y este virtuosismo es el que a veces nos abstrae de la historia (pasa en muchas pelis orientales). Una historia en donde los personajes corren, andan, comen, juegan, follan y cambian de personalidad en minutos o segundos y ese cambio de personalidad es el que la historia haga que se tambaleé por segundos solo por segundos.
La puesta en escena es barroca, como la fotografía y su música, pero es excepcional recordando a cuadros de escenas familiares barrocas o a cualquier película de Berlanga o Altman. Una catarata continua de imágenes y simbolismos, ese simbolismo que llega a ser onírico y surrealista a la vez, tan importante en su cine..solamente recordar "Old Boy"..o cualquier otra película de él.
El único pero de la película es ese peaje que debemos pagar para adentrarnos en su mundo. Pero cuando entramos nos damos de lleno con su maravillos y excitante mundo.

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