En el año 2041 sigue todo igual. Las ciudades, los coches, las personas y la ropa sigue siendo igual que en el 2013. Aunque existen robots que pueden llegar a sentir. Robots que pueden ser programados con un nivel altísimo de emociones como por ejemplo el prototipo 519.
Kike Maíllo se adentra en la ciencia ficción. Un lugar poco transitado en el cine español. De hecho se programó en el Festival de Sitges de 2011.
Hay que tener valor para dirigir una película de Ciencia ficción en
España. Y más que sea su ópera prima. Aunque Vigalondo también se
atrevió con "Los cronocrimenes" (2007) y salió victorioso
El inicio es casi el final. Alex Garel (Daniel Brühl) regresa a su ciudad y a su facultad para reiniciar un trabajo que dejó hace años. Se reencuentra con su hermano David (Alberto Ammann) con su expareja sentimental (Marta Etura) y con su mentora Julia (Anne Canovas). Y la historia comienza de nuevo, pero es como si no hubieran pasado diez años ya que casi todo sigue igual y encima le piden que cree (otro) un robot divertido y lúdico.
Para crear un robot lúdico necesita encontrar un niño que no sea aburrido. Y de repente se encuentra con Eva (Claudia Vegas). Eva unirá a Alex con Lana (Marta Etura) y con todos. Pero también las desunirá. Eva se comporta extrañamente para la edad que tiene, siempre vistiendo de rojo. Unas veces demasiado inocente otras demasiado madura. El encuentro que tiene Eva con Max (gran Lluís Homar) es extraño y a la vez nos está dando más pistas.
Mezclar sentimientos con robots es algo que puede llegar a dar miedo o tristeza. Un tema que puede ser escabroso y que el humano debe de tenerle respeto aunque todavía no hemos llegado al año 2041 pero ya dejamos el año 2001 y a Hal.
En esta se mezclan los robots tipo Bladerunner o A.I. con el sempiterno mito del Doctor Frankenstein. Esta vez Frankenstein es una pareja. Convivir con robots que tienen sentimientos debe ser duro. Ver a Max bajándose un nivel como si fuera un simple Sim da pena y debería estar prohibido. Además existen los gatos-robots libres mezclándose con Russian Red.
A mí lo que me ha llamado la atención es su estilo blanco perfeccionista con unos efectos especiales bastante buenos (ha ganado varios premios por ello) y con una historia que no cae por el sentimentalismo como pasaba a veces en "A.I" (2001). Y con un final bastante bonito que también puede que nos recuerde a "Blade runner" (1982)en algunos detalles. Los Blade runners eran casi perfectos como el prototipo 519.
Y lo peor son unos flojillos actores que estan por debajo de la trama. Salvar a la niña Cladia Vegas y al genial Lluís Homar.
A ver que nos trae para la próxima Kike Maíllo. Dificiles tiempos le ha tocado vivir.