25 abr 2013

"Nameless gangster", Yun Jong-bin, 2012.

Viendo esta película casi por fuerza te viene a la mente el personaje que interpreta Al Pacino en "El precio del poder" (1983) ya que nos describe como asciende en la escala social una persona que al inicio no tiene casi importancia pero que agarrándose a políticos y a mafiosos llega a lo más alto. Pero claro en "El precio del poder" al final Montana se convierte en mafioso,  en esta Choi Ik-hyum (gran Choi Min-sik) nunca será reconocido como un gangster. Por ello esos gangster sin nombre.
Yun Jong-bin nos cuenta la ascención de un paria en la década de los 80 en Corea del Sur y más en contreto en Pusan. Un paria que trabajaba en aduanas, un funcionario que deja de serlo por trapichear y tener menos hijos en su familia que los demás funcionarios que trapichean lo mismo que él.
La vida de Chok cambia por completo y necesita subsistir. Al seguir trapicheando se encuentra con Choi Hyung-bae (Ha Jung-woo) y por asuntos de familia se convierten en socios. Aunque Choi Hyung-bae es un verdadero mafioso y Ik-hyum seguirá sin serlo y sin tener nombre.
Todo ocurre a lo largo de los años 80 al igual que en "Grupo 7" (2012) tenía una expo en el horizonte en esta es una Olimpiada. Todo vale para enriquecerse.
Esta vez el juego de la venganza no es tan importante como en otras películas coreanas. La violencia aparece a ritmo de bate y cuchillo (debido a la famosa ley anti armas que existe en Corea). Continuos enfrentamientos entre bandas. Como bien dice Choi Hyung si no peleas no somos gangster.
Con ritmo pausado vemos como va transformándose el personaje de Choi Ik , un superviviente nato que engañara a todo el mundo que tenga por delante (amigos, fiscales, mafiosos) para que su hijo pueda tener un futuro. Cosa que al final consigue.
También muy cercana a la historia de yakuzas que nos contó Kitano con su "Outrage" (2010). Al fin y al cabo las mafias existen porque la honradez no es su fuerte. Aunque los orientales quieran llevarlo por bandera no siempre se consigue.
Cine coreano en estado puro. Pero lleno de referencias al cine occidental (si la traducción es buena). Sino que se lo pregunten a Vito Corleono. ¿Verdad padrino?. Final impactante y directo.
¡Ah todo un lujo ver en pantalla juntos a Choi Min-sik y Ha Jung-woo!.

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