Cuando empieza una película con un grupo de amigos saltando al agua y pasándolo bien y Van Morrison con su Moondance sonando no imaginas que el título de la película cobrará casi vida propia transformándose poco a poco en lo que es, una caza. Una caza de brujas al estilo de la Inquisición o la edad media.
Vinterberg regresa al género donde se encuentra más cómodo. El género social/terrorífico donde nos retrata todos los males y pecados que tiene el ser humano y su sociedad. Pecado por decirlo de buena manera.
Regresa a las celebraciones y reuniones como ya hizo en su momento con la dogmática "Celebración" (1998) posiblemente la mejor película de ese dogma y uno de los mayores puñetazos que me han dado estando delante de una pantalla de cine.
Posiblemente Vinterbeg puede que sea uno de los herederos de Haneke. Con ese realismo no tan sucio o directo, pero si muy real y cercano. Historias que van cobrando vida poco a poco, historias que parecen que son de ciencia ficción pero sabes que realmente pueden pasar. Y de hecho pasan. Al final parece que lo mejor es no acercarte a un niño o desconfiar de todo el mundo.
Lucas (un gran y contenido Mads Mikkelsen, me recuerda al Dustin Hoffman de "Perros de paja") realmente vive una pesadilla. Una pesadilla que no se cree. Un hombre integro que se niega en todo momento a intentar convencer a alguién, ni a su amante Nadja (Alexandra Rapaport). Pero esa pesadilla se convierte en realidad y se convierte en una caza. Una caza terrorífica donde se ve involucrado hasta sus amigos más cercanos.
Y todo pasa en la maravillosa y cercana Navidad. Donde antes los niños y profesores parecen que se hayan escapado de "El pueblo de los malditos" (1960) y tengan ganas de linchar a alguién.
Con una realización nada preciosista Vinterberg se apoya en los maravillosos actores y en una especie de obra de teatro de tres actos. Noviembre, diciembre y Navidad. En estos meses es cuando Lucas sufre esa caza. Una locura de caza donde todos podemos sentirnos un poco identificados tanto por una parte como por otra. Vinterberg te mete el brazo hasta dentro para que te duela.
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